Político (artífice último de la división provincial de España) y escritor.
Nació en el seno de una familia hidalga, de posición social acomodada gracias a sus propiedades y negocios. Antes de cumplir los diez años, su padre le envía a Granada para que comience la carrera eclesiástica, ingresando como colegial en el colegio seminario de San Jerónimo, algo que tendrá importancia en su desarrollo como escritor. Los años que pasa en Granada son decisivos en su interés por la literatura y, en contrapartida, en el abandono de la carrera eclesiástica. Deja de opositar a una canonjía vacante y para 1797 tiene claro que no quiere ser clérigo y empieza a manifestarlo con hechos y por escrito. A comienzos de 1798 rompía definitivamente el proyecto eclesiástico paterno e iniciaba el camino de buscar empleo en la administración del Estado. En febrero marcha a Madrid donde se encontrará por vez primera con los problemas de su tiempo. Allí conoce a Juan Meléndez Valdés, cuya significación cultural y política simbolizan bastante bien la difícil coyuntura de los tiempos. La caída del Gobierno en el que estaba Jovellanos bloqueó definitivamente sus apetencias de un trabajo administrativo y a comienzos del nuevo siglo regresa con su familia a Motril; se convierte en regidor perpetuo y alguacil mayor de la Real Justicia de Motril. En es nombrado subprefecto de Almería.
En Granada se dedicó a escribir poesía y biografías de literatos que le sirvieron para desarrollar sus ideas estéticas, y exponer y madurar su pensamiento administrativista. La tribuna del Liceo Artístico y Literario y su órgano de expresión, la revista La Alhambra, serán sus instrumentos. Entre sus obras, destacan especialmente sus Ideas de Administración.